sábado, 4 de agosto de 2007

Woody por las Asturias.





«Me encanta este cielo»
Woody Allen tomó ayer literalmente el centro de Oviedo en el 2ª día de rodaje de su película, el del estreno de Penélope Cruz

Woody Allen transformó ayer Oviedo. Lo hizo despacio, como a él le gusta, y en compañía de grandes actores: Javier Bardem, Scarlett Johansson y Penélope Cruz, además de Rebeca Hall. «Me encanta este cielo y el tiempo que está haciendo; es muy bonito», dijo en referencia a Asturias mientras salía por la puerta del Hotel de la Reconquista, veinte minutos antes de las diez. «Triste, triste, triste», repetía el director al referirse a la muerte del cineasta sueco Ingmar Bergman.

Sin guardaespaldas, con su rostro cubierto de protector solar y con la sencillez que lo caracteriza, Allen apenas pronunció otra palabra y se dirigió al barrio ovetense de Santullano, donde hizo su primera parada del rodaje prevista para el día. Allí le esperaba Bardem junto con la popular Johansson y Rebeca Hall. Todos allí desde minutos después de las siete y media de la mañana.

Con ellos, el séquito de camiones y equipos técnicos móviles que habían bloqueado el acceso al recinto y a las calles aledañas. En la puerta de la parroquia de San Julián, el director recibió a los actores con los que se dirigió al interior del templo para grabar varias tomas de las escenas. «Yo prefiero ver a Penélope antes que a Woody», comentaba entonces Antonio, vecino de la zona desde hace 36 años, que, desde luego, no estaba solo. Cerca de él, un mar de curiosos -alguno prismáticos en mano- se agolpaba en las vallas que el equipo de seguridad había dispuesto alrededor del recinto. Todos ellos esperando algún saludo de los protagonistas del filme y de su director, que sobre las dos de la tarde abandonaron el recinto sin muchas concesiones.

Allen aprovechó para comer hasta reincorporarse al rodaje de tarde, una hora después. Mientras tanto, la hermana y sobrina del cineasta -quienes le han acompañado durante la grabación de la película- paseaban por el casco antiguo de Oviedo. «Estoy conmovida, se lo voy a decir», comentaba la primera al señalar que ni su hermano ni ella conocían la noticia del fallecimiento ayer del cineasta italiano Michelangelo Antonioni.

A comer, al hotel
Tras la pausa para la comida, en el Reconquista, Allen se dirigió a un restaurante en la Corrada del Obispo para seguir con el rodaje. Cruz y Johansson llegaron a la popular plaza cinco minutos después de las tres y media. La española sonrió y saludó en varias ocasiones a la multitud de fans que la esperaban. «Hola», fue lo único que dijo sonriente al regreso, rodeada de miembros de seguridad de la película.

El Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2002 no paró ahí. A pie y acompañado por decenas de ciudadanos sorprendidos por la presencia del director, recorrió varias calles del centro de la ciudad, entre ellas las inmediaciones de la catedral y la calle Jovellanos. Allí entró en la pastelería Camilo de Blas, a donde se desplazaron minutos después todos los protagonistas de la cinta. Un equipo de treinta personas y varios extras aguardaban a la grabación de otra escena. Durante la filmación, el director se mantuvo de pie la mayor parte del tiempo y pidió a su equipo la sustitución de algunos dulces por otros hechos también en la misma confitería.

A lo largo de su paseo por las calles de la ciudad, Allen estudió nuevos escenarios en los que desarrollar la trama de la película. La zona de Trascorrales fue acordonada por las fuerzas de seguridad para filmar varios fragmentos. También se posaron las cámaras en el mercado del Fontán, la calle Mon y la del Águila.

Antonio Manuel Sánchez, de 26 años y natural de Extremadura, era uno de los que apenas se separó del cineasta a lo largo de la tarde. Antonio está de luna de miel por varias ciudades españolas junto a su esposa, Jacinta Pecero: «No esperábamos verlo pero hemos empezado a perseguirle», explicaban cerca del perímetro de seguridad. Como los recién casados, los camiones siguieron al propio Allen hasta los lugares escogidos por el Antiguo minutos antes. Tras grabar varias tomas más en el casco antiguo, siempre acompañado del director de fotografía, Javier Aguirresarobe, el neoyorquino dio por finalizada la jornada y regresó al hotel.

El día fue, desde luego, largo y estuvo rodeado de medidas de seguridad. A los efectivos de la Policía Nacional y Local -23 en total ayer- se une un equipo privado que llegó incluso a dirigir el tráfico -silbato en boca- de una de las calles, localizada frente al local en el que rodaban. Además, el cineasta ha exigido una cláusula de confidencialidad a todos aquellos que tienen acceso al guión original de la película, con lo que pocos saben qué papel juega en realidad Asturias en la historia. Y eso que curiosidad, en realidad, no falta. Eso sí, «en Barcelona los curiosos se multiplicaban por cien», recordaba ayer uno de los miembros del equipo de producción.

Allen afronta hoy su tercer día de rodaje. Las próximas paradas están programadas en el Naranco y de nuevo en el Antiguo, aunque con el de Brooklyn, nunca se sabe.
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Ayyyyssssssssssssssssssss!!!! no puedo más que decir eso.

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