martes, 6 de marzo de 2007

El Tigre que Balaba.

Al atacar a un rebaño, una tigresa dio a luz y poco después murió. El cachorro creció entre las ovejas y llegó él mismo a tomarse por una de ellas, y como una oveja llegó a ser considerado y tratado por el rebaño.
Era sumamente apacible, pacía y balaba, ignorando por completo su verdadera naturaleza. Así transcurrieron algunos años.

Un día llegó un tigre hasta el rebaño y lo atacó. Se quedó estupefacto cuando comprobó que entre las ovejas había un tigre que se comportaba como una oveja más.
No pudo por menos que decirle:
-Oye, ¿por qué te comportas como una oveja, si tú eres un tigre?
Pero el tigre-oveja baló asustado.
Entonces el tigre lo condujo ante un lago y le mostró su propia imagen.
Pero el tigre-oveja seguía creyéndose una oveja, hasta tal punto que cuando el tigre recién llegado le dio un trozo de carne ni siquiera quiso probarla.
-Pruébala -le ordenó el tigre.
Asustado, sin dejar de balar, el tigre-oveja probó la carne. En ese momento la carne cruda desató sus instintos de tigre y reconoció de golpe su verdadera y propia naturaleza.

*El Maestro dice: El ser humano común está tan identificado con la burda máscara de su personalidad y su ego que desconoce su genuina y real naturaleza.


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  • Nota: Estamos cegados por las mentiras que la sociedad del ahora, nos impone, lo que manda la mayoría eso hacemos como justamente borregos unos trás otros, no sea que por hacer algo que no sea la moda o lo "normal" nos cataloguen de raros, amplitud de mente, amplitud de mente, eso es lo que se necesita, una persona con algo distinto es siempre mucho más interesantes, no debemos ser todos clones, la personalidad se enriquece con los cambios que nos aportamos a nosotros mismos y los que nos aportan los demás, seguir lo que manda el mundo siemplemente por no desentonar no debería ser una ley.

Un Preso Singular.

Era un hombre que había sido encarcelado. A través de un ventanuco enrejado que había en su celda gustaba de mirar al exterior. Todos los días se asomaba al ventanuco, y, cada vez que veía pasar a alguien al otro lado de las rejas, estallaba en sonoras e irrefrenables carcajadas.
El guardián estaba realmente sorprendido. Un día ya no pudo por menos que preguntar al preso:
-Oye, hombre, ¿a qué vienen todas esas risotadas día tras día?
Y el preso contestó:
-¿Cómo que de qué me río? ¡Pero estás ciego! Me río de todos esos que hay ahí. ¿No ves que están presos detrás de estas rejas?

*El Maestro dice: Por falta de discernimiento puro, no sólo estás en cautiverio, sino que ni siquiera llegas a darte cuenta de que lo estás.

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  • Nota: Debería tenerse presente el fondo de este proverbio.