jueves, 31 de enero de 2008

La tristeza del adiós

Jake Gyllenhaale está muy afectado por la muerte de su amigo Heath Ledger, el actor le rinde homenaje en una de las escenas de su último film, ‘Brothers’

Al actor le ha afectado mucho la muerte de Ledger. El actor se encuentra rodando la película en Nuevo México y según fuentes, el fallecimiento de Ledger "ha tenido un fuerte efecto personal sobre Jake".

Gyllenhaal, padrino de la hija de Heath Ledger, "se lo está tomando peor que la mayoría de la gente", según señalaron ayer fuentes próximas a Gyllenhaal, el fallecimiento de Ledger "ha tenido un fuerte efecto personal sobre Jake".

Tras conocer la muerte de Ledger, Gyllenhaal abandonó el rodaje, aunque dos días después regresó para grabar algunas escenas.

"Estaba allí, pero él tenía la cabeza en otra cosa. Tenía la mirada perdida. Eran muy próximos", agrega la misma fuente.

Desde el pasado viernes, Gyllenhaal, se encuentra ya en Los Ángeles, donde fue fotografiado el pasado sábado en compañía de su novia la actriz Reese Witherspoon.

Durante el rodaje de una escena en una prisión, Gyllenhaal sacó una fotografía de Ledger para colgar en la pared de la cárcel.

"Al igual que los prisioneros cuelgan imágenes de sus seres amados, la de Jake era de Heath. Fue hilarante y un momento muy bonito y emotivo", subrayó.




Christopher Nolan le dedica un sentido homenaje publicado en Newsweek:

Una noche, mientras estoy en la calle LaSalle en Chicago, tratando de organizar una toma para “The Dark Knight”, un asistente de producción pasa frente a mí montando su skateboard. Silenciosamente, maldigo aquel momento en que Heath apareció en el set montado en su skate totalmente maquillado como su personaje. Yo temía la reacción de los fans de Batman frente un Joker en patinene, pero el resultado real fue una proliferación de skates entre los miembros más jóvenes del equipo. Si les preguntabas a esos chicos por qué habían decidido traer sus patinetas al trabajo, hubieran respondido honestamente que no sabían por qué. Eso es un verdadero carisma -tan invisible y natural como la gravedad. Eso era lo que él tenía.

Heath estallaba en creatividad. Estaba en cada uno de sus gestos. Una vez me contó que a él le gustaba esperar entre trabajos hasta que se sentía hambriento creavitamente. Hasta que lo necesitara nuevamente. Él llevó esa actitud a nuestro set cada día. No existen muchos actores que te puedan hacer sentir avergonzado de cuan seguido te quejas de tener el mejor trabajo del mundo. Él era uno de ellos.

Una vez él y otro actor estaban rodando una escena compleja. Teníamos dos días para hacerla, y al final del primer día, ellos habían llegado a algo y Heath estaba preocupado porque lo podía perder si nos deteníamos. Él quería seguir y terminar. Es difícil pedirle al equipo que trabaje hasta tarde cuando todos sabemos que hay suficiente tiempo para terminarlo al día siguiente. Pero todos parecieron entender que él tenía algo especial y que teníamos que capturarlo antes que desapareciera. Meses después, me enteré que mientras Heath abandonaba el set aquella noche, agradeció discretamente a cada miembro del equipo por trabajar hasta tarde. Discretamente. Sin tratar de probar nada, solo agradecido por la oportunidad para crear que le habían dado.

Aquellas noches en las calles de Chicago estaban repletas de dobles. Esos pueden ser momentos aburridos para un actor, pero Heath estaba fascinado, aceptó impaciente nuestra invitación para subirse al carro que llevaba la cámara, mientras perseguíamos automóviles en medio del tráfico -no solo por la emoción de la persecución, sino para ser parte de ella. De todo. El llevó su laptop al auto, y ahí nos presentó dos de sus trabajos en progreso: pequeños cortos que él había hecho, que eran excitantes y aterradores. Su exuberancia hizo que me sintiera cansado y aburrido. Nunca me sentí tan viejo como cuando ví a Heath explorar sus talentos. Esa noche le hice una oferta -sabiendo que no la aceptaría- que podía venir al set cuando tuviera una noche libre para que pudiera ver lo que hacíamos.

Cuando llegas al área de edición después de rodar una película, sientes una responsabilidad hacía un actor que ha confiado en tí, y Heath nos entregó todo. A medida que empezaba mi corte, me preguntaba sobre cada toma que elegíamos, cada recorte que hacíamos. Podía visualizar las proyecciones en las que le hubiéramos mostrado el filme terminado -sentado 3 ó 4 filas detrás suyo- observando los movimientos de su cabeza buscando pistas sobre lo que pensaba acerca de lo que habíamos hecho con todo lo que nos dio. Ahora esas proyecciones nunca serán realidad. Yo lo veo todos los días en la sala de edición. Estudio su rostro, su voz. Y lo extraño terriblemente.

De vuelta en la calle LaSalle, le digo a mi asistente de dirección que saque de mi vista al muchacho del skate, cuando me doy cuenta que es Heath, con su sombrero cubriéndole los ojos, aquí en su noche libre aceptando mi oferta. No puedo evitar sonreír.

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